Oh solitario amor, mi gran amor, mi dulce bien.
Voz sois el único reposo de mi corazón.
Pues voz me transformáis en paraíso la soledad;
en clara luz la noche
y en un néctar de dulzura el silencio.
Con toda libertad os llamo aquí ¡Oh mi Jesús!
Mil veces mi tesoro, mi felicidad, mi confidente,
mi amigo y compañero, mi consuelo y mi padre,
mi sumo bien, mi dulce esposo y mi todo.
(bis)
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